La Gran Pirámide, clave secreta del pasado

Ediciones Antiguo Egipto XXI. Barcelona, 2015.

31,00 

Descripción

Edición de Antiguo Egipto XXI del libro La Gran Piràmide, clave secreta del pasado, por el Dr. Miquel Pérez-Sánchez Pla.

«En esta obra se resumen los principales hallazgos de la tesis doctoral leída en la Universitat Politècnica de Catalunya (2008).

En ella se exponen importantes descubrimientos sobre la Gran Pirámide:

  1. La reconstrucción informática exacta de su forma original, que aporta datos hasta ahora desconocidos.
  2. Las fechas inicial y final de su construcción, realizada durante el reinado del faraón Khufu, más conocido como Keops.
  3. La causa última de su construcción, que nos revelará su doble función de monumento funerario y, a la vez, conmemorativo.
  4. El motivo de su nombre oficial, que se halla asociado a las medidas de la Tierra.
  5. La posible situación de la Cámara Sepulcral de Khufu, aún oculta.

El análisis de la forma original de la Gran Pirámide nos demostrará que contenía una excepcional cantidad de información científica, expresión de una sabiduría que se anticipó entre 3.000 y 4.400 años a los conocimientos de nuestra civilización, por lo que este monumento ha resultado ser una auténtica «enciclopedia de piedra» del saber del pasado.

Y el descubrimiento de un Código Secreto que hace «hablar» a los números, y que se halla asociado a las medidas y magnitudes de la Gran Pirámide y del conjunto monumental de Giza, nos revelará uno de los mayores enigmas de la antigüedad: los ignotos orígenes del Antiguo Egipto, porque nos ofrecerá el nombre, hasta hoy desconocido, de su civilización madre.»

1 valoración en La Gran Pirámide, clave secreta del pasado

  1. Antonio Fernández Guerrero

    Para mí, esta obra es comparable por su implicación a las de Copérnico, Darwin o Freud, en tanto que es científicamente rompedora de creencias sobre las cuales hemos fundamentado una larga tradición cultural en base a lo más psicológicamente confortable y/o que alimente nuestra vanidad como especie, pero que luego se demuestran mitos falsos cuando se los escruta con mirada objetiva y libre de prejuicios.

    Si Copérnico demostró que no somos el centro del universo, Darwin que no somos el centro de la "creación" (sino una especie más) o Freud que nuestra consciencia apenas es la punta del iceberg de todos los procesos mentales (refrendado por la neurociencia moderna), esta colección supone la siguiente estocada al ego humano: tampoco la civilización actual es el resultado de un proceso gradual que, desde la "estupidez" del hombre del cavernícola, inexorablemente deviene y culmina en el hombre moderno, con sus dispositivos electrónicos. Por ejemplo, la Edad Media, comparada con la civilización grecorromana y la cultura científica de la biblioteca de Alejandría, proporciona una prueba relativamente reciente de que algo así como un retroceso o involución cultural y científico es una posibilidad absolutamente real. Esta es la última involución cultural objetiva de la que se tenga constancia, pero es obvio que a lo largo de toda la historia de la especie, tales fenómenos hayan debido de ocurrir un gran número de veces más. Ante la objeción del escéptico, cabe responder que, obviamente, precisamente no podemos tener constancia o recuerdo de las involuciones culturales, porque una involución científico-cultural, por definición, supone una suerte de amnesia a nivel colectivo (de lo contrario, perduraría el recuerdo, igual que un amnésico probablemente no recuerde las circunstancias de su accidente, justamente porque ha sucedido y es por ello amnésico).

    Esta obra, en cambio, demuestra que la Gran Pirámide constituye, de alguna manera, la "prueba en piedra" del evento traumático que causó una amnesia cultural de-civilizatoria que supuso "empezar de 0" la civilización.

    Se demuestra mediante cálculos matemáticos al >99.9% de precisión en casi todos los casos, cómo la Gran Pirámide es algo así como una botella con un mensaje arrojada al mar del tiempo, para que la Humanidad pueda leerla cuando esté lista para ello. El mensaje fundamental sería "aquí está la prueba de que ha sucedido un evento traumático para la civilización humana: un reset". La colección demuestra fehacientemente cómo está codifica, a través de las proporciones matemáticas del monumento (hecho de piedra para asegurar su preservación por los siglos), una vasta serie de conocimientos científicos (astronómicos, geodésicos, matemáticos, físicos, etc.) que no se han re-descubierto (hasta ahora pensábamos únicamente "descubiertos") sino hasta el s. XX (y por supuesto, cabe la posibilidad de que aún existan más conocimientos que no podemos "leer" simplemente porque aun están por ser "descubiertos").

    La Gran Pirámide se revela así como una enciclopedia en piedra del saber científico-religioso que precedió al evento traumático que supuso esta gran caída traumática de amnesia cultural. Se comprueba cómo es un mito falso la noción tan universalmente aceptada de concebir la historia de la humanidad como un proceso gradual desde un hombre cavernícola que no "pensaba", hasta que, poco a poco, se transforma en el hombre actual, que es el que "mejor sabe pensar". El panorama real, en cambio, es como quien se tropieza con una piedra, cae y debe entonces volver a levantarse. Entre los conocimientos ya descubiertos por los antiguos, que demuestran un genio científico y matemático absolutamente insospechado, cabe destacar: las medidas exactas de la Tierra (y el conocimiento de su forma no absolutamente esférica sino elipsoide), la distancia y dimensiones de las estrellas (como Sirio o el Sol) y otros cuerpos celestes como la Luna, la velocidad de la luz y una amplia gama de resultados matemáticos modernos (como el número e). Así pues: NO somos la primera civilización científica sobre la faz de la Tierra, y como corolario, nuestros paradigmas culturales asociados no son los únicos válidos (el hombre antiguo desarrolló sus propios paradigmas culturales, que al contrario que en la actualidad, buscaban un saber completamente integrador en vez separado en distintas parcelas inconexas).

    Queda pues derrocado el mito de que "el hombre moderno es el más listo" o de que nuestra situación en la escala del universo sea la de ser intocables, invulnerables y a salvo de toda posibilidad de un evento traumático que suponga el reseteo de la civilización.

    Valoración: 5 estrellas (y si pudiera, 6).

Añade una valoración

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Título

Ir a Arriba